Las Leyes de Mery: compartida la vida es más

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Cada vez mencionamos menos las cosas, pensando que pueden acabarse, no vayamos a habar muy alto, o por miedo a que se cumplan nuestros miedos, tal y como enuncia la Ley de Murphy. Pero considero que esto no está sino muy lejos de la realidad. Considero que la vida compartida es más. Más intensa, más colorida, más emocionante, más. Es unir historias, ampliar el libro de la vida, sus tramas, enredos, sentimientos y alegrías. Además, si escoges o llegan a ti los personajes adecuados puede que tu historia sea una aventura mucho más emocionante de lo que jamás imaginaste. Por lo tanto comparte la vida. No hace falta que sea con todos, pero hazlo.

Las alegrías compartidas se multiplican. Compartidos los momentos alegres se disfrutan más: reírte y ver reír a quien quieres no se puede pagar con nada. Pero normalmente no lo decimos, sin embargo abogo por decirlo, gritarlo a los vientos. Reírse a carcajadas hasta que la tripa duela. Decirle a la persona con quien compartes esos momentos que mil gracias, que ese día a resultado inolvidable. Que no sólo sea el momento sino que la conversación de después te haga ser consciente de lo bien que te ha sentado pasar ese rato con quien lo has pasado y seguir disfrutando aún después. Que si me dices que vienes a las 18:00, soy feliz desde las 16:00 y después con tu mensaje de lo bien que lo hemos pasado, soy feliz hasta las 22:00.  Y me hace tener mi sonrisa ya preparada para cuando te vuelva a ver. Así que no se nos olvide dar gracias, sacar sonrisas, mencionar las alegrías, de verdad que se multiplican al infinito. Además celebrar otras alegrías como las buenas noticias hace exponencial la felicidad. Y vivir es en sí una alegría, compartámosla con quienes queremos y nos multiplican la felicidad con pequeñas cosas; a veces tan solo con una sonrisa, una mirada, un abrazo…

Y las penas, compartidas se dividen. No tengamos miedos a dejarnos ayudar, a perder el miedo a contar nuestras miserias te darás cuenta de que no son para tanto, quizás la otra persona tenga una perspectiva que no habías compartido. Cuando oigas tus problemas de tu boca, quizás no te parezcan tan graves como el bolo que tienes en tu cabeza. Cuando alguien te seca las lágrimas estas son menos amargas. Un abrazo bien fuerte actúa como pegamento que evita que se fracture el corazón. Una conversación, mencionando las penas puede aliviar la melancolía. Hay personas que consiguen que las penas sean menos penas, que te hacen reír cuando creíste que perdiste tu sonrisa. Te hace arte cuenta que no estás sólo en el mundo, que juntos podréis con todo y más. Menciona también las penas, hablar cura las heridas.

Por todo ello, y sobre todo con esas personas que sabes que no necesitas palabras para hablar, una mirada basta, es necesario mencionar las penas, para dividirlas, pero sobre todo las alegrías, verás que la vida es mucho más compartida.

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